Perfume de mujer que ronda y deshoja esta noche.
Perfume sutil que eleva el espíritu.
Lo envuelve y lo mata y lo revive.
Lo posee y lo deja ir.
Palabras bien dadas, en el momento justo.
Caricias incontables. Besos certeros.
Una triste canción que da vueltas y que a nadie importa.
Melancolía en todos tus recovecos.
¿Por qué lo he dejado morir? ¿Por qué ha nacido huérfano?
¿Por qué esperar? ¿Para
qué?
Sutilezas de un Dios lejano, de alguien que no ha podido
entender.
Plegarias incontables. Lamentos inacabados.
Silencios lastimeros devenidos en gritos ensordecedores.
Y de nuevo, caricias calidas de un alma con sonrisas de
futuro.
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